Ya no queda donde ir,
nada queda
después de cerrar la puerta
desde fuera
permanecer en silencio,
proscrito
agazapado
ya no habrá más cruzadas
sólo la muerte helada
rodeándolo
en noches eternas
que parecen segundos
bajo un cielo rojo
en una patria que ya no parece la suya
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